Roncar es un problema social. Una causa de divorcio en el peor de los casos, y, como mínimo, un motivo suficiente para dormir lo más lejos posible del otro.
Se estima que el 40% de los hombres y 24% de las mujeres roncan, según datos de la Dra. Margarita Reynolds, otorrinolaringóloga y especialista en medicina del sueño. Por suerte, existen estrategias -algunas, cotidianas- para reducir el problema.
«Es una manifestación » dice Folgueira. Podría ser un indicio de apnea del sueño, una interrupción respiratoria que hace que disminuya la presión de oxígeno en la sangre, entre otros desequilibrios.
Si uno ronca, la única manera de identificar si es realmente una patología o si se sufre de apneas, es hacerse una polisomnografía. Ante la duda, siempre conviene consultar al médico, sobre todo si, además del ronquido, se experimenta somnolencia diurna, obesidad, diabetes, hipertensión o arritmia.